Solde, con gol y asistencia, hunden al Real Murcia y regresan a la zona noble de la clasificación. Los granas continúan colíderes.
El ambiente, el estadio, las aficiones… Absolutamente nadie diría que el Hércules – Real Murcia de esta noche es un partido perteneciente a la Primera Federación y no a la Primera División española. A la ya de por sí entregada afición herculana se le sumaron casi 3.000 aficionados del Murcia que se desplazaron a Alicante para presenciar el encuentro, generando una atmósfera propia de las grandes noches de fútbol.
A esta condición, además, se le añade la mordiente de que se unían el mejor visitante del Grupo 2, el Real Murcia, y uno de los conjuntos que todavía no ha conocido la derrota ante su gente, el Hércules. Con todos estos alicientes, el partido comenzó con un ritmazo espectacular y con un Real Murcia que entró mucho mejor al campo. Cuando Pedro León, Juan Carlos Real y Pedro Benito lograban entenderse, la zaga blanquiazul se desordenada con facilidad.
La presión local enseguida se reordenó, con un Romera en una posición menos ofensiva, un centro del campo más unido y, sobre todo, con un despliegue descomunal de Colomina y Aranda, muy bien instalados en campo rival y superando ampliamente a Larrea y Moukhliss. Con el juego bajo control, Solde y Nico Espinosa comenzaron su fiesta particular de regates, conducciones y virguerías.
Los equipos parecían tocados por una varita cuando pisaban zona de tres cuartos y parecía que más pronto que tarde llegaría la recompensa del gol… Y, de hecho, así fue, pero con más desacierto grana que talento blanquiazul. Una presión perfectamente ejecutada por parte de los locales culminó con el balón en los pies de Gazzaniga, a quien Romera se echó rápidamente encima para desviar su despeje hacia Solde, que embocó sin compasión para hacer el primero de la noche.
El Hércules no soltaba el pie del acelerador y logró aprisionar a un Real Murcia sin las armas necesarias para ganar presencia en el rectángulo de juego. Solo un posible penalti de Montoro sobre Pedro León avivó un poco los ánimos de los granas, eso, y un Loren Burón que cogió el testigo del ataque cuando el trío ofensivo se desconectó del partido.
El centro del campo murciano adelantó su posición esperando así acercarse al área rival, con lo que tentó a la suerte al dejar conducir libremente a los medios del Hércules y, al final, tanto va el cántaro a la fuente, que terminó por romperse: Solde se la llevó sin oposición y se la cedió en izquierda a Nico Espinosa, que remató entre las piernas de Gazzaniga para poner el 2-0 al arranque de la segunda mitad.
Con los deberes hechos, el Hércules le metió cloroformo al partido y aunque la entrada de Jorge Mier, Alcaina, Carrillo y Rojas le dio otra cara a los visitantes, las pocas aproximaciones de los visitantes fueron perfectamente controladas por Carlos Abad, para dejar los tres puntos en el Rico Pérez, que rondó una entrada de 15.000 aficionados. Al final, ‘olés’ en Alicante y una aciaga noche para el Murcia, que aun así, continúa colíder.
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