El encuentro, tan disputado como falto de ocasiones, se lo lleva el Sevilla después de un golazo por la escuadra que prolonga la agonía del Real Madrid Castilla.
Con la mejor entrada de la temporada en el Jesús Navas, conformada por 2.235 espectadores, entre ellos dos ilustres como Joaquín Caparrós y Baptista, comenzó un encuentro que prometía a priori, pero que acusó la baja de Mateo Mejía y las suplencias de Pascual e Isra Domínguez; es decir, de los máximos goleadores del cuadro sevillista. Probablemente por ello, presenciamos por primera vez en la temporada una primera mitad sin goles de un partido que involucró al Sevilla Atlético.
Con las ya habituales bajas del Real Madrid Castilla, los blancos comenzaron valientes, generando peligro por el flanco izquierdo pero ante una defensa fenomenalmente plantada para minimizar daños. Los chicos de Jesús Galván se hicieron rápidamente con el control del partido, triangulando a las mil maravillas, sin rifar la posesión y moviendo la bola con muchísimo criterio.
Por desgracia, a excepción de un cabezazo aislado de un futbolista del filial del Sevilla que Piñeiro detuvo sin problemas, y de una ocasión que Loren Zúñiga estuvo a punto de remachar adentro tras una cesión defectuosa con la cabeza de Benavides, los primeros 45 minutos languidecieron sin más sobresalto, con un Sevilla muy bien plantado y lleno de buenas intenciones y un Castilla incapaz de generar juego y con un Chema Andrés desaparecido al que Raúl echó mucho de menos.
El centro del campo local superó con creces al del Real Madrid Castilla en todo momento. Intenso, siempre repleto de ayudas y jugando con una gran intuición a la hora de recuperar la posesión. Dicen que las prisas no son buenas consejeras pero, por lo visto, los pupilos de Raúl no deben ser muy de refranes, porque la precipitación los nubló, y los pocos balones controlados de los que pudieron disponer en la medular, los desperdiciaron fruto de la precipitación, queriendo siempre ser más verticales de lo que realmente podían ser.
El segundo tiempo fue muchísimo más trabado. El Sevilla quería seguir jugando pero la entrada al campo de Cristian Perea controló la hiperactividad de Antonetti, dificultando al centro del campo conectar con su delantera. El Real Madrid Castilla buscó sus opciones a balón parado, mientras el cuadro andaluz prefirió esperar a que se abriese un hueco, sin rifar el esférico, pero el tiempo pasaba y las ocasiones no llegaban.
Haciendo poquito ruido entró Pascual al rectángulo de juego. La situación del encuentro le impidió desarrollar su juego y cuando la frustración llegó a su culmen, a segundos de conocerse el añadido, decidió vestirse de héroe y hacer aquello que le llevan diciendo toda su vida como futbolista: acabar jugada. El balón le cayó en los pies después de una jugada de Manu Bueno por banda izquierda y disparó un cañonazo teledirigido a la escuadra alejada del portero.
Como pollo sin cabeza, los chicos del Real Madrid Castilla se acumularon en vano arriba, esperando que el azar les colocara una pelota a placer para rematar como hacía unos instantes había hecho Pascual. Sin éxito en esa empresa, el Sevilla logró hacerse con la victoria después de tres empates consecutivos, mientras los merengues continúan su travesía por la zona baja, ahora mismo, en zona de descenso.
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