El Tarazona logró remontar el partido pero finalmente se queda sin los tres puntos por culpa de dos centros laterales mal defendidos.
El fútbol volvía al fortín turiasonense y el Tarazona, después de cuatro derrotas consecutivas cayendo fuera de casa, sonreía. Pero también lo hacía la Gimnástica porque aunque lejos de su estadio no gana desde la jornada inaugural es consciente de que entre sus líneas cuenta con Davo, el máximo goleador de toda la categoría con siete tantos en su haber.
El planteamiento fue el esperado. El Tarazona entregó el balón y la Gimnástica lo recibió con gusto, haciendo largo el partido pausando sus ataques, sin precipitarse. Tampoco les dio tiempo, porque casi la primera vez que tocaron la puerta, cayó el primero. El tanto llegó de cabeza. Curiosamente después de que el técnico del cuadrado segoviano afirmara en rueda de prensa que los locales tienen mucha más envergadura.
Y no se equivocaba. Vadik y sus 188 centímetros, Cubillas con sus 191 o Areso con 187 dan buena cuenta de ello. No obstante, sin tensión, con demasiada parsimonia, de la Mata colgó un centro lateral que prolongaron de cabeza y, de nuevo con la testa, Hugo Díaz salvó la salida de Fuoli y puso el 1-0. Nadie sabe lo que pasaba por la cabeza de Barrero en ese momento, pero un gol tras un centro sin oposición y dos toques de cabeza rivales dentro de tu área, no deben hacer mucha gracia.
El Tarazona reaccionó y le hincó el diente al partido. Tanto que Adri Fuentes, minutos después, estuvo a centímetros de igualarlo tras un centro raso lateral que superó al portero. La figura de Mena surgió como la del socio de todos. Un pasito por delante del centro del campo y otro por detrás de la delantera. Conectando ambas posiciones y dinamizando el juego. Con todo, el Tarazona se atascaba frente a la zaga de una Segoviana que parecía más un frontón que un equipo de fútbol.
Nada más arrancar el segundo tiempo, un balón llovido en la frontal de los visitantes fue rescatado por Fuentes. Controló, se la acomodó con un par de toques y la colocó a la escuadra alejada de Carmona. Trató de responder la Gimnástica con más alma que calidad, subiendo sus líneas. Sin embargo, los aragoneses agarraron la bola y la movieron con muchísimo criterio hasta que llegó el premio.
La remontada estaba ahí. Un centro de Fuentes fue defectuosamente rechazado por la zaga segoviana y más listo que nadie, Llácer emergió entre los defensas y de cabeza puso el 2-1 en el luminoso. Barrero había ganado la partida con sus cambios, sobre todo de la mano de un gran Manu Rico que aportó muchísima fluidez al juego. En Tarazona agitaron las banderas antes de tiempo, porque aún darían de sí los 90’ para ver otro tanto más.
Emulando el primer gol de la Gimnástica, salió desde la banda un centro en dirección al área de Fuoli. Sin oposición, sin marca, sin nadie cerca. Y de la misma manera remató Abel al lateral de la portería para dibujar el empate y dejar al Tarazona con la miel en los labios. Punto para continuar con las dinámicas, pero punto al fin y al cabo. Quizá no demasiado rentable para los visitantes teniendo en cuenta que Davo, inédito en estas líneas, fue sustituido con el fantasma de la lesión tras él.
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