El filial amarillo golea a un débil Alcorcón que ya es el nuevo farolillo rojo del grupo 2. Los madrileños aún no han ganado fuera de casa este curso.
Duelo por la salvación, duelo por la supervivencia, duelo para salir del atolladero de una vez por todas. Dos equipos tonteando con el descenso, uno con solo una victoria en toda la competición. El otro con dos, pero en una dinámica francamente mala. Batalla entre dos escuadras amarillas que ya se vieron las caras el año pasado en Segunda y que confiaban en volvérselas a ver en la 25-26… De momento, no van por buen camino.
Aplicando una trabajada y pegajosa presión alta de la que el Alcorcón no se pudo deshacer, el Villarreal comenzó controlando el juego. Los visitantes se ahogaban por momentos; no eran capaces de encontrar al hombre libre, mayormente porque no lo había. Dicen que todo esfuerzo tiene su recompensa, aunque seguro que nadie esperaba que fuera tan temprana.
Cabanes se la llevó en la frontal del área de Ayesa y aunque Juan Sebastián lo trabó, logró sacar un disparo que el meta del Alcorcón detuvo. La suerte no acompañó esta vez ya que el rechace se lo llevó un atentísimo Etta Eyong, que la reventó al primer palo para hacer el primero. Aunque el conjunto madrileño logró comenzar a combinar y hasta pudo igualar primero en pies de Aparicio y después en cabeza de Manrique.
Defendió mal el Submarino tras romper el marcador, con varios despistes que pudieron salirles caros. Sin embargo, la calidad individual acabó por imponerse. Cabanes condujo por el carril central con Juan Sebastián pegado a él. Encaró a Joan Rojas y con un par de amagos encontró un hueco por el que dirigir el balón. Fuerte, abajo y pegado al palo izquierdo, el de Burriana dibujó el 2-0.
Otra vez, debía estar pensando Pablo Álvarez, con una doble desventaja después de solo unos minutos de juego, como ocurriera ya ante el Mérida en la pasada jornada. En la segunda mitad, el Alcorcón salió con más empuje y adelantó líneas. Incluso llegó a tener sus centrales metidos en campo contrario. Sin embargo, las ocasiones continuaron cayendo del mismo lado, aunque Capi rozó el 2-1 con un zapatazo que se estrelló en el palo.
En el 70’ de juego, sin atisbo de remontada, el partido se puso aún más cuesta arriba para los visitantes. Imanol agarró a Ojeda dentro del área y se ganó la expulsión. El mismo argentino cobró el penalti, pero Ayesa detuvo. También fue en vano. Unos minutos después, otra conducción más por el carril central terminó con un zurdazo imposible de Ojeda.
Con 3-0 abajo, uno menos sobre el tapete y la moral por los suelos, el Alcorcón bajó los brazos y se afanó por no irse de vuelta a la capital con un saco de goles en contra. Etta Eyong se lo tomó personal, porque convirtió el cuarto tras cazar un rebote al saque de una falta en la frontal. El Villarreal ya no es el farolillo rojo del grupo 2, ahora lo es el Alcorcón, mérito que comparte con el Intercity.
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