Un partido muy completo del Alcorcón da el segundo triunfo de la temporada a los de Pablo Álvarez en detrimento de un Castilla que ya toca el descenso.
Una victoria. Solo una victoria es lo que contabilizan Alcorcón y Real Madrid Castilla a lo largo de una temporada que toca hoy el ecuador de la primera vuelta del grupo 2 de la categoría. Curiosamente, la de los dos contra el Hércules. Otra victoria, la que ambos iban a tratar de cosechar hoy, la que quizá y solo quizá podría suponer el punto de inflexión que Pablo Álvarez y Raúl necesitan para cambiar por fin la dinámica de dos escuadras que ya se asoman al descenso con mucho peligro.
Fueron los blancos los que salieron con las ideas más claras. Por fin una línea de cuatro atrás permitió a Chema Andrés olvidarse de ir a las ayudas en banda y aportar el músculo y la calidad que desborda al centro del campo. Ello se tradujo en un control de balón de los visitantes que derivó muy rápido en la primera ocasión. Stitch encimó a Gonzalo García, que se tiró un autopase y se plantó en un mano a mano que Ayesa, decisivo, detuvo con su pie derecho.
El filial madrileño detectó las dificultades de los locales para sacar el balón jugado y aplicó una presión muy alta y decidida. Así, en cuestión de segundos, llegó el segundo susto sobre la meta local. Después de no encontrar hueco para salir de la maraña del Castilla, el balón regresó a Ayesa y recortó a Gonzalo en una de esas situaciones que acabá con un olé de la grada o con un tanto en contra de esos que la grada no olvida. Para alivio de los 3.045 alfareros que se personaron en Santo Domingo, sucedió lo primero.
El Alcorcón se sacudió la presión gracias a un Llorente que se animó a romper líneas y a un desbocado Rayco muy cómodo en banda izquierda, donde se entendió a las mil maravillas con Capi. Por otro lado, Yael e Imanol no terminaban de sujetar el mediocampo, algo que acabaron pagando con dos remates de Fortuny. Uno casi se cuela por la escuadra, y el otro fue detenido por Ayesa duro abajo, en una parada de mucho mérito.
El cuadro amarillo encontró el peligro por mediación de los córneres y jugadas a balón parado. Pero el marcador no se movió hasta que Rayco, con un pase a la espalda de Asencio, encontró a Aparicio. Fran González pudo -y debió- salir a despejar, pero dudó y esperó. La ley del ex se cumplió y el que fuera canterano del Castilla regateó al meta y anotó el primero. Ambos equipos se asentaron en el tapete tras el gol. Pero en la segundo, el Castilla despertó y lo empató.
Falta en la frontal, David Jiménez no se lo pensó y cogió la pelota. La colocó, la mimó y aunque estaba para un zurdo, le imprimió un derechazo que, no obstante, a punto estuvo de detener Ayesa. Las espadas estaban en todo lo alto y los técnicos decidieron echar más leña al fuego. Pablo Álvarez dio entrada a David Navarro y Raúl a Víctor Muñoz. Los cambios sentaron mucho mejor al conjunto visitante, que casi logra la remontada con una conducción del ‘9’ madridista que cedió a un desacertado Loren Zúñiga.
El Castilla estaba mucho mejor situado en el rectángulo de juego de Santo Domingo pero el Alcorcón fue quien asestó el golpe tras un desbarajuste blanco que permitió a Rafa Llorente recibir dentro del área y colocarla a placer a la escuadra alejada de Fran. Inexplicablemente, el Madrid perdió la fe y no se vio capaz, pese a la entrada de Antonio David, Valdepeñas y Jeremy de León, de darle el vértigo necesario al juego. Josiel se desgañitó cortando los avances rivales y, de hecho, lo que hubo fue más acercamientos del Alcorcón. La zaga, eso sí, los logró tapar.
Con susto en el descuento por un golpe en la cara de Navarro, el Alcorcón dejó agonizar el partido para dar por fin una alegría a su gente en Santo Domingo. Víctor Muñoz se supo importante cuando salió al campo, pero se dio de bruces con un equipo demasiado cansado para hacerlo reaccionar. Los locales salen del atolladero y los visitantes se hunden más. Quizá sea un espejismo, quizá ese punto de inflexión para encaminar la temporada. Pero lo que no se discute es que hoy Pablo Álvarez acertó en su planteamiento y probablemente salvó el primer ‘match ball’ de la temporada.
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