Por segundo fin de semana consecutivo, los problemas extradeportivos fueron protagonistas en el Estadio Rico Pérez de Alicante.
El Hércules – Real Murcia es uno de esos partidos que cualquiera esperaría encontrarse en la máxima categoría del fútbol español, al menos, en cuanto a historia se refiere. Resuelto con una victoria aplastante de los alicantinos con una espectacular actuación de Solde, el antes, el durante y el después, dejó momentos más que memorables, y tristemente, ninguno referido a lo acontecido en el rectángulo de juego.
Horas antes del comienzo del encuentro, la Policía Nacional se vio obligada a trasladar la celebración de la previa para garantizar la seguridad de sus asistentes, que estuvieron muy cerca de llegar a las manos en la calle Foguerer Romeu Zarandieta. Este ambiente hostil se trasladó al interior del Rico Pérez durante el transcurso del partido. En la primera mitad, uno de los aficionados de la primera fila de la grada Preferente Baja, tocó en el hombro al futbolista David Vicente cuando se disponía a sacar de banda.
La acción tuvo lugar a tan solo unos metros de una responsable de seguridad y podría conllevar una sanción ejemplar, como la que ya se aplicó la temporada pasada a un chico que tocó el trasero de Ocampos en un Rayo – Sevilla, y que implicó una multa de 6.000€ y la prohibición de ingresar a cualquier recinto deportivo durante un año. No obstante, el asunto no pasó a mayores y es probable que el aficionado en cuestión se libre de cualquier sanción.
El Murcia contraatacó desde arriba
Sorprendentemente, la organización del club concedió las localidades de la Grada Mundial a la afición visitante y desde una posición tan alta, los herculanos de la Preferente baja fueron “un blanco fácil”. Primerafederacionaldia.es se puso en contacto con uno de los aficionados que presenció el partido desde aquella posición, quien denunció que los murcianos escupieron y arrojaron botellas contra ellos.
“Les empezamos a decir que no tiraran nada, pero siguieron cayendo botellas”, confiesa dicho aficionado. Alguno de los herculanos también lanzó objetos hacia la Grada Mundial, provocando el enfado de los asistentes granas, que continuaron arrojando cosas. Dado que los insultos continuaron a la salida del estadio, la Policía abandonó el Rico Pérez para poner orden en las calles y como “los que quedaron arriba estaban sin vigilancia, pudieron hacer lo que quisieron”.
Al no considerarse un partido de alto riesgo, la Unidad de Intervención de Valencia no participó en el dispositivo de seguridad, razón por la que la situación acabó por descontrolarse más de lo habitual. “A mí me cayó una botella al lado que si nos da a alguno en la cabeza seguramente nos la hubiera abierto”, comenta este aficionado. “Al final pagamos todos los aficionados por las cosas que hacen cuatro tontos de los dos lados”.
Las secuelas del tornillo
Habiéndose disputado solo cinco jornadas de Primera Federación, parece complicado decir que no es la primera vez que hay problemas en casa del Hércules. En el último partido en el Rico Pérez, el derbi ante el Intercity, los aficionados de ambos conjuntos tuvieron problemas tanto para acceder como para abandonar el campo. Varios de ellos llegaron a su localidad después del silbatazo inicial, sobre todo aquéllos que accedieron por la entrada norte.
Por otro lado, en la recta final del partido, un aficionado lanzó al campo un tornillo de 10 centímetros de largo, golpeando en la cabeza a Ekaitz Jiménez, del Intercity, y obligando a detener el juego durante un minuto para que desde la megafonía se advirtiera a la grada sobre las consecuencias de lanzar objetos. El colegiado Campos Salinas recogió en el acta arbitral que “el incidente se resolvió completamente” y que el tornillo golpeó al futbolista “sin producirle daño físico”.
La forma de redactar el acta fue clave a la hora de sancionar por parte de Competición. El asunto, aunque pudo conllevar un apercibimiento de cierre del estadio durante varias jornadas, se resolvió con una multa de 602€. En ese momento, el club no tenía activa su Unidad de Control Operativa, así que no se pudo detener al culpable, ni tampoco abrir una investigación al no poderse obtener imágenes de las cámaras de seguridad.
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